CAMILA Y LAS ARDILLAS

Apenas amanece. Camila ya está en la cocina metida de cabeza en uno de los anaqueles, buscando la cesta de mimbre para el picnic con sus amigas en el bosque.

—¡Por fin te encuentro! —le dice a la canastilla poniéndola en el mesón, luego busca las nueces y el maní que su madre siempre guarda al lado del refrigerador,- Ahora algo de fruta fresca y un par de botellitas de agua.

—Hija, ¿Por qué haces tanto ruido? Es muy temprano —le dice Fiona a su hija.

—Mami, ¿Se te olvidó? —la cuestiona sin dejar de meter cosas a la canastilla— ¡Hoy es el picnic!

—Cami, perdóname, lo había olvidado.

—No te preocupes mami, regreso en la tarde —se despide Camila acelerada, no quiere perder un segundo

—Te amo Mami.

—Y yo a tí hijita

Camila sale de su casa cargada de mil cosas. Antes de ponerse sus zapatillas camina sobre el pasto todavía un poco húmedo por el rocío de la mañana, sin querer suelta una dulce carcajada que le hace arrugar su pequeña y pecosa nariz.

Desde el portón alcanza a ver al rio, cierra los ojos y disfruta de su cántico que la invita a ir, entonces comienza su camino, bailotea como si estuviera en una fiesta; nunca le ha gustado bailar como todos los demás niños lo hacen.

Unos cuantos pasos antes de llegar, se encuentra con Luna, una ardilla que se convirtió en su amiga desde que llegó a vivir a la casa.

—¡Cami, llegaste! —exclama Luna emocionada que sin disimular salta de inmediato a la cesta para olfatearla con su diminuta nariz.

—Vamos a la orilla del río para nuestro picnic —dice Camila feliz.

Luna llega primero y de inmediato empieza a quitar las hojas secas. Camila pone sobre el pasto la canastilla, saca el mantel de cuadros rojos y blancos especialmente comprados para la ocasión. Luna no deja de dar saltos de alegría por todo lado al ver las nueces, las frutas y el agua.

—Bien, todo está listo —exclama Camila— pero ¿dónde está Sol?

Luna no tiene idea qué responder, no sabe en dónde está metida su hermana, entonces decide subir al árbol para buscarla. Mientras que Camila con los brazos en la cintura, como si fuera una jarra, revisa el lugar con su mirada.

—¡Ya la veo! —exclama Luna- algo le pasó porque tiene cara de miedo.

—Perdón por la tardanza —se disculpa Sol jadeando- debemos tener cuidado, en mi camino para acá, pude ver a Nicolás rondando

—¡Oh no! no puede ser —exclama Luna aterrada.

—¿Nicolás? —pregunta Camila confundida— ¿Quién es él?

—Pues es el zorro, dicen que tiene los ojos amarillos y rojos, que es fuerte, gruñe cada rato, además es muy peligroso.

Tengo una idea —comenta Camila— consigamos hierba y hojas secas para hacer montañitas alrededor nuestro, y cuando el zorro se acerque seguro las pisa y el sonido nos va a alertar que se encuentra cerca … ¡Manos a la obra!

Al terminar el trabajo, las ardillas ayudan a Camila a sacar todo de la canastilla para almorzar con tranquilidad. La suavidad del banano, el delicioso sabor de las nueces y la frescura del agua las deleitan.

Una vez finalizado el banquete, todas juegan, corretean por todo lado. Sus risas se confunden con el cántico del rio; pero ya no recuerdan a Nicolás, que desde atrás de un árbol las vigila.

—¡Qué bien! Ya se recostaron para descansar —dice Nicolás y sigilosamente se les acerca, pero cae en la trampa y el crujido de las hojas las alerta. Nicolás al verse descubierto, corre velozmente hacia ellas.

—Sol y Luna, ¡suban al árbol! —Ordena Camila

—¿Y tú? —Pregunta Sol consternada, a la vez que Luna les hace miles de señas para decirles que Nicolás está cada vez más cerca.

—No se preocupen por mí —advierte Camila

Las ardillas obedecen a Camila, entonces suben al árbol, pero sin dejar de mirar a su amiga, aunque Sol se rehúsa a seguir, y sin ser vista baja por la parte de atrás del árbol para avisarle a Fiona, la madre de Camila, lo que está sucediendo.

—Pero a quién tenemos acá … —dice el zorro con su indescifrable voz, mirando fijamente a Camila, dejando ver sus afilados colmillos.

—Nicolás, no te tengo miedo —exclama Camila con voz entrecortada delatando su temor.

—Hueles a miedo —responde Nicolás.

Por su parte, Sol entra a la casa de Camila para buscar a Fiona, la madre de la niña por todas las habitaciones, hasta que la encuentra.

De mil maneras trata de explicarle lo que pasa con Camila, pero es difícil de entender, entonces la ardilla le hace una seña con la cola para que siga.

Ambas se acercan rápidamente a la orilla del rio. Al ver la canastilla rodar, temen lo peor.

—No lo puedo creer —dice Sol sorprendida mirando a Fiona

Camila, Luna y Nicolás están sentados mirando hacia el rio, riendo, hablando y compartiendo una que otra nuez.

—No se preocupen, Nicolás no es malo y para nada peligroso. Nadie quiere estar cerca de él por su apariencia; él solo busca compañía —explica Camila muy seria.

—¿Qué me dices de su voz malvada y sus ojos llenos de furia? —cuestiona Sol.

—Es nuestra imaginación, vemos y escuchamos lo que queremos. Mira Nicolás, ella es la ardilla Sol y mi mamá. No sientas miedo.

Y como en una tribu, todas se sientan en círculo. Camila le pide al zorro que cuente sus aventuras en el bosque. Hablan hasta el anochecer, Luna y Sol perdieron la guerra contra el sueño, y hace más de una hora roncan plácidamente.

—Vamos, ya es tarde —ordena Fiona

Nicolás baja la mirada al suelo, con tristeza se levanta y con el rabo entre las piernas camina despacio hacia el bosque. Camila limpia unas lágrimas de sus ojos, corre detrás de él pero no lo alcanza.

—¡Nicolás regresa! —grita Fiona tan fuerte que despierta a las ardillas que refriegan sus ojos. El zorro detiene su marcha confundido.

—Hija trae a Nicolás, él es bienvenido en nuestra casa y podrá quedarse con nosotras siempre.

—¿En serio mami? —pregunta la niña sollozando de alegría.

Sin pensarlo dos veces, Nicolás corre al lado de su nueva familia, y así empezar una nueva vida

FIN

NL

CAMILA EN DE EEKHOORNS

De dag breekt aan. Camila zit met haar hoofd tussen de kasten van de keuken, een rieten mand te zoeken voor de picknick samen met haar vriendinnen in het bos.

‘Eindelijk vind ik jou’ zegt Camila tegen de mand en legt ze op de keuken tafel. Daarna zoekt ze de noten die haar moeder naast de koelkast bewaart.

‘Nu nog een beetje fruit en een paar flessen water’

‘Mijn lieve dochter, waarom maak je zo veel lawaai? Het is nog heel vroeg’ zegt jaar moeder Fiona verbijsterd.

‘Mama ben je vergeten?’ vraagt ze terwijl ze alles in de mand legt’ Vandaag is picknick dag!

‘Sorry Camila, ik was helemaal vergeten!’

‘Het maakt niet uit mama, ik kom deze namiddag terug’ en ze vertrekt haastig.

‘Ik hou van jou mama’

‘Ik hou van jou mijn klein meisje.

Camila neemt veel spullen met zich mee. Voordat ze haar schoenen aantrekt, loopt ze op het gras dat nog een beetje nat is van de ochtenddauw. Ze lacht en haar neusje vol sproeten rimpelt.

Vanuit de poort kan ze de rivier zien. Ze doet haar ogen dicht en geniet van het geluid dat haar lokt. Dan zet ze haar weg verder dansend, alsof ze op een feestje is. Ze loopt niet graag zoals alle anderen kinderen doen.

Bijna aangekomen ontmoet ze Luna, een eekhoorn die haar vriend werd sinds ze in het huis kwam wonen.

‘Camila, eindelijk bent je er’ zegt Luna opgewonden. Plotseling sprong Luna naar de mand om er in te snuffelen met haar kleine neus.

‘We gaan naar de oever van de rivier voor onze picknick’ zegt Camila enthousiast.

Luna arriveert als eerste. Onmiddellijk begint ze de droge bladeren te verwijderen van de grond.

Camila zet het mandje op het gras, en neemt het tafellaken met rode en witte vierkantjes, speciaal gekocht vorr deze gelegenheid.

Luna stopt niet met het maken van vreugdedansjes als ze de noten, het fruit en het water ziet.

‘Ok, alles is klaar’ zegt Camila ‘maar waar is Sol?’

Luna heeft geen idee wat te antwoorden. Ze weet niet waar haar zus is. Ze klimt in de boom om haar te zoeken. Terwijl Camila met haar handen in haar zij rondkijkt.

‘Ik zie haar’ zegt Luna ‘er is precies iets gebeurd, ze ziet er bang uit’

‘Sorry voor de vertraging’ verontschuldigt Sol zich ‘we moeten voorzichtig zijn! Op mijn weg hier heb ik Nicolas zien rondlopen’.

‘Oh nee! Dat kan niet’ zegt Luna doodsbang.

‘Nicolas’ vraagt Camila verward ‘Wie is dat?’

‘Ik heb een idee’ zegt Camila ‘we maken kleine stapeltjes van droog gras en bladeren rondom ons, en als de vos in de buurt komt en hij erop stapt, zal het geluid ons waarschuwen’

‘Aan de slag’ zeggen allemaal in koor.

De eekhoorns en Camila alles klaarzetten om samen alle rust te eten. De mildheid van de banaan, de heerlijke smaak van de walnoten en het frisse water verrukken hen.

Na het eten lopen ze spelend rond. Hun gelach mengt zich met het geluid van de rivier, maar ze zijn Nicolas vergeten die vanuit achter een boom naar hen kijkt.

‘Fijn, ze nemen nu een dutje!’ zegt Nicolas die heimelijk besluipt, maar hij loopt op de val en het geluid van de krakende bladeren waarschuwt hen.

Nicolas beseft dat ze hen hebben ontdekt en loopt snel naar toe. Camila beveelt Sol en Luna om in de boom te klimmen.

‘En jij?’ vraagt Sol ontzet, terwijl Luna duizenden tekens maakt om hen te zeggen dat Nicolas dichterbij komt.

‘Maak je geen zorgen om me!’ zegt Camila.

De eekhoorns luisteren naar Camila en beklimmen de boom, maar blijven naar hun vriendin kijken.

Sol weigert om verder te gaan. Zonder haat te laten opmerken, klimt ze langs de achterzijde van de boom naar beneden om Fiona, de mama van Camila te vertellen wat er aan de hand is.

‘Maar wie hebben we hier’ zegt de vos met onbeschrijfelijke stem, starend naar Camila, terwijl hij zijn scherpe hoektanden toont.

‘Nicolas ik ben niet bang van je’ roept Camila met een onderbroken stem die haar angst onthult.

‘Ik kan jouw angst ruiken’ antwoord de vos.

Door de keukenraam dringt Sol het huis binnen en zoekt ze Fiona in alle kamers tot ze haar vindt. Op duizenden manieren probeert ze uit te leggen wat er met Camila gebeurt, maar het is moeilijk te begrijpen. Dan maakt de eekhoorn een teken met haar staart om haar te volgen.

Wanneer ze de rivieroever naderen en ze de mand zien rollen over de grond, vrezen ze het ergste.

‘Ik kan het niet geloven’ zegt Sol verrast kijkend naar Fiona.

Camila, Luna en Nicolas zitten samen naar de rivier te kijken. Ze lachen, praten en delen de noten met elkaar.

‘Leuk! Je hebt mijn moeder meegenomen’ zegt Camila opgewekt, terwijl Luna op Nicolas rug klimt om hem te kalmeren.

‘Maak je geen zorgen! Nicolas is geen slechterik en helemaal niet gevaarlijk. Niemand wil dicht bij hem omwille van zijn uiterlijk. Wat hij zoekt is alleen maar wat gezelschap!’ legt Camila heel serieus uit.

‘Wat zeg je over zijn enge stem en zijn ogen vol woede?’ vraagt Sol.

‘Het is maar onze fantasie. Wie zien en horen enkel wat we willen’ gaat Camila verder ‘kijk Nicolas, daar zijn Sol de eekhoorn en mijn moeder. Wees niet bang!.’

Zoals in een stam, zitten ze allemaal in een cirkel, en vraagt Camila de vos om zijn avonturen van het bos te vertellen.

‘We gaan naar huis. Het is te laat ‘ beveelt Fiona.

Nicolas kijkt naar de grond. Hij staat droevig op en loopt langzaam met zijn staat tussen zijn poten naar het bos. Camila droogt enkele tranen en ze loopt hem achterna, maar tevergeefs.

‘Nicolas kom terug!’ Fiona roept zo hard dat de eekhoorns er wakker van worden. De vos stopt verward.

‘Camila, Nicolas is welkome in ons huis en hij zal altijd bij ons kunnen blijven’ zegt Fiona.

‘Echt mama?’ vraagt het meisje snikkend van vreugde.

Zonder na te denken keert Nicolas terug naar zijn nieuwe familie en zo begint een nieuw leven.

EINDE

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